¿En
quién confiamos?
Nosotros por nuestra
naturaleza, necesitamos confiar en alguien o algo.
En nuestro tiempo, hombres
del siglo Veintiuno, confiamos no tanto en nosotros mismos, sino en el dinero ,
en el sexo, en el poder, en las drogas, en el alcohol y rara vez confiamos en
nuestros semejantes y menos en Dios.
Cuando Jesús nos dijo “
amarás(confiarás) al Señor tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma y con
todas tus fuerzas, y amarás (confiarás) a tú prójimo, como a ti mismo, como Yo
los amo (confío).”
Por que el acto de amar lleva
implícita la confianza, que no es otra cosa que la esperanza que tenemos puesta
en Dios y nuestros semejantes, esperanza que no defrauda.
Ya está puesta en nuestra
genética, en nuestros genes la importancia de confiar, cuando no tenemos a Dios
y en el horizonte escatológico nuestra Salvación, nos entregamos
equivocadamente a una vida de libertinaje, que nos conduce a nuestra perdición,
aquí en la tierra y en el Cielo.
Tratemos de volcar esas ganas
de confiar en algo positivo cómo Dios y nuestros hermanos.
Adrián Prunotto
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